Cuando parecía que el caso de San Bernadino poco a poco quedaba en el olvido, un nuevo iPhone se ha colado en la delicada relación entre Apple y la Federal Bureau of Investigation (FBI).
El FBI tiene el iPhone de Dahir Adan, terrorista y responsable del homicidio de diez personas en Minnesota.
El jueves, en conferencia de prensa, el agente Rich Thorton aseguró que el FBI tiene en su poder el iPhone de Dahir Adan, quien apuñalara a diez personas en un centro comercial de Minnesota el pasado 17 de Septiembre, antes de ser abatido.
Y como el ISIS se atribuyó este ataque, las investigaciones apuntan directamente al iPhone obtenido. Pero resulta que al igual que en San Bernardino, “está bloqueado”, por lo que -según afirmó el mismo Thorton- están buscando la manera de ingresar a los contenidos del teléfono.
Al igual que en San Bernardino, el IPhone está bloqueado, por lo que el FBI está buscando la manera de ingresar a los contenidos.
Recordemos que, el año pasado en el Inland Regional Center (San Bernardino, Califirnia), murieron 14 personas y más de una veintena resultó herida. Y, el iPhone que llegó a manos de la Oficina de Investigación estadounidense, fue el centro de todas las miradas por la potencial información que podría contener sobre logística, contactos o incluso planes futuros.
Sin embargo, en aquella ocasión, el FBI chocó de frente con un debate social que se encontraba dormido pero que nos debíamos: ¿Privacidad o seguridad? Y no ahondaremos en él, pero fue Apple quien tomó las armas y se negó a entregar la información privada del usuario, que aquella vez era culpable, pero ¿y si la próxima no lo fuera? Correcto moralmente o no, allí mantuvo su postura la empresa de Cupertino.
Apple no colaborará, el FBI necesita el acceso, ¿qué sucederá?
Algunos dicen que el FBI igual pudo ingresar a aquel iPhone, pero nunca quedó claro. La verdad es que, este nuevo caso, vuelve a traer al centro de la escena un debate que toca a toda la sociedad. Desde el Gobierno, en cuanto al acceso de la información de sus habitantes; la sociedad misma, en cuanto a la protección de sus derechos personalísimos; y las empresas que recopilan datos de los usuarios, en cuanto al papel que juegan por ser conocedores de mucha información que puede ser crucial tanto para unos como para otros.
En esta ocasión, las cartas son más claras. Apple no colaborará, el FBI necesita el acceso. Veremos cuál es la resolución de un caso que, una vez más, podría cambiar todo nuestro mundo digital.
¿Podrá el FBI hacerlo sin la ayuda de Apple?