Dock, su traducción literal al español incluye los siguientes significados; (sustantivos) muelle, dique, acedera, romaza, dársena y banquillo. Bien, como sabéis, en nuestro Mac hay una cosita que se llama Dock y que la única relación que tiene con esas palabras es que es un ‘sitio’ donde los “programas” quedan amarrados. Bien, no son barcos lo que queda amarrado en nuestro Mac, son aplicaciones o programas informáticos que sí, quedan amarrados o fijados de alguna manera al Dock, al supuesto muelle.
El Dock, un muelle donde amarrar los barcos. Mejor dicho, un espacio donde fijar las aplicaciones de nuestro Mac.
La palabra Dock tiene sentido entonces, ya que incita a pensar que es como un muelle al que amarramos los barcos. Repito, en este caso, en nuestro Mac, lo que amarramos son aplicaciones a un espacio llamado Dock en el que fácilmente encontraremos aquellas apps y contenidos (carpetas o archivos) que hayamos amarrado a él. Para fijar una app al Dock, una vez abierta, buscamos su icono en el Dock, pulsamos con el botón derecho (click derecho), pulsamos en Opciones y seleccionamos la opción “mantener en el dock”.
Bien, pues como doy por hecho que todos conocemos el Dock en un Mac, todos sabemos para que sirve y como usarlo. Yo, personalmente, he visto a Maqueros usar y no usar el dock de miles de maneras. Hubo una forma de usarlo que me llamó mucho la atención, sinceramente pienso que es una manera un tanto extraña pero a la vez es una manera interesante de usar el dock. Consiste (dock posicionado en la parte de abajo) en reducir el tamaño del Dock al mínimo posible. También se mantienen en el dock las mínimas aplicaciones posibles ( 8 ó 9 a lo sumo estaría bien). Con ello, prácticamente nuestro dock desaparece del escritorio, pero no es cierto ya queda presente pero muy minimizado en la parte de abajo del escritorio. Ahora, ajustamos el selector de ampliación del dock al máximo, con ello hacemos que al pasar el puntero por el Dock, los iconos de las apps se amplíen tanto como para poder claramente seleccionar la app que queremos ejecutar. Bien, de esta manera tenemos acceso rápido al Dock que siempre está presente, pero que no molesta. Y al pasar el puntero por el Dock veremos claramente lo que tenemos en él debido a su ampliación máxima. Es una forma extraña pero interesante de usar y tener el Dock siempre disponible.
Recordar que para hacer que nuestro Dock aparezca y desaparezca hay que pulsar la combinación de teclas CMD + OPCION (ALT) + D, cada pulsación de estas teclas hará que el Dock se haga presente o se esconda. Si molesta, lo hacemos así desaparecer, y luego también así lo hacemos estar presente.
¿Como ajustamos todo eso? Pues en Preferencias del Sistema, en el apartado DOCK. Ahi tenemos donde ajustar y configurar el comportamiento del Dock. A elegir el tamaño, la posición, si hay o no efecto de ampliación y si lo hay hasta que tamaño se amplia. Hay varias opciones para ticar o no ticar como seria el comportamiento del Mac al minimizar aplicaciones, si se indica o no que aplicaciones del dock están abiertas, etc…
Hay una cosa curiosa que son los efectos que se usan cuando se minimizan las ventanas. El efecto Aladino es un efecto más natural, que si nos fijamos es una animación que sufre una ventana a la que minimizamos. Esa ventana se reduce con un efecto animado y se sitúa en el icono de su app o en el dock (según se configure con los tics). Para probar tanto el efecto Aladino como el efecto a escala, os aconsejo pulsar la tecla MAYS (mayúsculas – shift) y sin soltar, hacer click en minimizar cualquier ventana. Con esto, se ralentiza la animación y podréis ver claramente cada efecto y así seleccionar que efecto os gusta mas. Para mi, obviamente el mejor es el efecto Aladino. Probadlo todo y elegid.