Es un día no laborable, a una hora mayormente temprana, quizás es un domingo a eso de las 9 de la mañana, el sol aun está subiendo a su posición más alta, su luz es más bien anaranjada. Es un día de otoño de esos que, de vez en cuando, salen muy bonitos. La temperatura es prácticamente la perfecta, me acompañan como unos 22 grados centígrados. Una ligera y agradable brisa marina acaricia mi piel. En estas fechas aun no ha llegado el frío, y el calor ya ha bajado bastante de nivel así que sí, luce el sol y no hay nubes.
En un día de esos de otoño, con buena temperatura y que no hay nubes, puede surgir una experiencia Apple como esta.
En el horizonte se pierde de mi visita la suave textura del agua calmada del mar que tengo enfrente, y nace la del cielo perfectamente azul degradándose pero sin dejar nunca de ser un tono azulado. Estoy en una playa, no hay apenas nadie, los turistas ya se fueron hace semanas, así que solo hay algunas personas mayores a lo lejos que caminan por el “borde” del mar para prevenir males mayores… Aquí, en mi lado de la playa estoy solo y estoy sentado cómodamente sobre la arena. Estoy a escasos centímetros de donde mueren las últimas olas que llegan a la costa para visitarme, aunque las hay más atrevidas y que llegan hasta mi para acariciar mis pies descalzos y embadurnados en arena fresca y húmeda.
Mi mente está tranquila y da vueltas sobre ella misma de una manera ordenada, pausada y clara mientras veo como algunas gaviotas revolotean y se mueven como queriendo llevarse alguna parte del agua del mar, aunque realmente están pescando a su manera a esos peces que de forma aleatoria saltan de vez en cuando. El caso es que mientras todo esto se mantiene así ante mí, tengo mis auriculares perfectamente acoplados en mis oídos y en ellos suena una canción de esas que no pasa nunca desapercibida en un sitio como este.
Así que sientes una especie de inspiración profunda e irrechazable… la situación es óptima, es perfecta para ponerte a crear, quizás a soñar despierto… Lo cierto es que no puedes evitar imaginar cosas, cosas interesantes y bonitas claro, cosas creativas. Incluso sin hacer mucho esfuerzo, las “ves” en tu mente y hasta las proyectas justo enfrente de ti y las ves con los ojos bien abiertos y con claridad.
Siendo así la situación, deseas que nadie te robe un momento como este porque no tardan en brotar pensamientos, ideas y cosas a mi mente que merecen la pena retener o “leer luego”… y es entonces decido tomar nota, apuntarlo, capturarlo… inmortalizarlo de alguna manera.
Cojo mi iPhone que reposa a mi lado con el modo ‘no molestar’ activo y mientras sigue sonando la música lo desbloqueo con mi dedo pulgar y accedo rápidamente a la aplicación ‘Notas’. Aunque solo apunto palabras sueltas, solo lo más importante de la idea, lo más claro y lo más resumido. La aplicación ‘Notas’ me sirve para capturar el momento, para inmortalizar la idea… nada mas. Tan solo son una simple aplicación y 4 palabras sueltas las que harán que mas tarde, cuando llegue a casa me ponga a escribir en mi iMac y a desarrollar las ideas de lo que una mañana de otoño de playa y una canción han motivado y generado en mi mente… Y no, no hará falta siquiera volver a mi iPhone para ver lo que anoté en la playa… no es necesario. ¿Porqué?
Os dije al principio que no había nubes hoy… os mentí, si había una:
iCloud.