Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación aplastan a su paso lo vetusto, lo lento, lo inservible. La tendencia, en general, es hacia la simplificación, hacia lo ágil, hacia la resolución más simple de cada necesidad. Y así sucede, casi naturalmente, en cada sitio en que una nueva tecnología es puesta en práctica; salvo en los países menos desarrollados, como la Argentina, que solo atinan a no salir dañados del avance.
El problema, en lugares cono este, radica en la lentitud de adopción, y en la falta de recursos. Cuando apenas se piensa en implementar alguno de los últimos avances, hay algo que en el mundo ya lo supera y, por ende, lo vuelve “desfasado”.
En Argentina, mientras que uno de cada tres puede acceder a algún servicio financiero, nueve de cada diez posee una línea de telefonía móvil.
Un reciente estudio da muestra de ello comparando la penetración de la telefonía móvil y la inclusión financiera del sistema bancario, en nuestro país. La conclusión es sorprendente: Mientras que solo uno de cada dos argentinos tiene acceso a una cuenta bancaria, existe una media de un teléfono celular y medio por cada habitante.
La Argentina ya tiene redes 4G, y de las más modernas de la región, empero se muestra reticente a operar con el sistema bancario (con índices muy por debajo de países como Brasil, por ejemplo), cuando la experiencia internacional muestra que el desarrollo de un país pasa en primer lugar por la inclusión financiera, y luego por la conectividad.
De hecho, poniendo foco en los argentinos con menores recursos, solo uno de cada tres puede acceder a algún servicio financiero básico, mientras que nueve de cada diez posee una línea de telefonía móvil. Es más, en este sector social, solo el 28% está bancarizado.
El experto consultado por InfoBAE, Raúl Zarif (CEO de Sos Móvil), remarca que la inclusión financiera en nuestro país muestra niveles muy inferiores a los que tienen lugar en otros países de América Latina, como Brasil o Chile. En estos dos países, la bancarización se encuentra entre 60% y 70% y, según el Banco Mundial, muestra un fuerte crecimiento en los últimos años gracias a políticas como la cuenta gratuita universal, el cobro de planes sociales a través de tarjetas y la ampliación de sucursales bancarias y cajeros automáticos en regiones con escasa infraestructura financiera.
En este sentido, parecen escasas las recientes medidas tomadas por las autoridades del Banco Central de la República Argentina, orientadas a la extensión del uso del sistema bancario por la población en general y los chicos en particular, con la apertura de cuentas a nombre de menores y el uso de la denominada “billetera electrónica”.
La falta de facilidades para acceder al servicio financiero afecta especialmente a los sectores más vulnerables.
“La inclusión financiera es fundamental para lograr desarrollo sostenido. La falta de facilidades para acceder al servicio financiero afecta especialmente a los sectores más vulnerables, personas o familias que no pueden reunir garantías para asegurar el pago de sus créditos y que, sin embargo, suelen pedir montos pequeños que no producen niveles de rentabilidad aceptable para los bancos”, sentenció Zarif.
Y agregó que “el impacto de la baja inclusión financiera no sólo se manifiesta en la falta de recursos para poner en marcha un emprendimiento o empresa. Es que, en términos económicos, la inclusión financiera contribuye a acrecentar el ahorro, fortalecer la inversión y el desarrollo del mercado interno y asegurar el crecimiento económico“.
En conclusión, la Argentina está adelantada en el uso de la telefonía móvil e internet, mientras muestra un notable rezago respecto de la inclusión financiera, lo que se traduce principalmente en la informalidad de las operaciones y en la caída de la recaudación impositiva. Un país serio tiene que primero bancarizar, para luego poder explotar las telecomunicaciones.
Quizá sea hora que dejemos de correr de atrás al mundo, tomemos nuestras posibilidades y, de una vez por todas, proyectemos un futuro sostenible en el tiempo.