China registra caída del 50% en envíos de teléfonos de marcas extranjeras en marzo. El mercado chino de smartphones ha sido históricamente complejo para compañías extranjeras, y en 2025, esa realidad se ha agudizado.
Un nuevo informe revela que los envíos de teléfonos de marcas extranjeras en China cayeron casi un 50% en marzo en comparación con el mismo mes del año anterior. Mientras Apple sigue viendo declives sostenidos en sus ventas, otras marcas foráneas también se enfrentan a una pérdida acelerada de terreno frente a la competencia local, impulsada por subsidios del gobierno y una estrategia nacionalista bien orquestada.
Una caída del 50% en un solo mes: ¿qué está pasando?
Según la Academia China de Tecnología de la Información y las Comunicaciones (CAICT), afiliada al gobierno, los envíos de smartphones de marcas extranjeras cayeron un 49,6 % en marzo de 2025, bajando de 3,7 millones de unidades a solo 1,8 millones.
Esta caída se suma a otro descenso reportado en enero, cuando se registró una reducción del 21 % interanual. La tendencia indica que la participación de mercado de marcas extranjeras en China —incluyendo gigantes como Apple, Samsung y otras— sigue desplomándose a un ritmo alarmante.
Aunque Apple sigue siendo la más fuerte entre los fabricantes no chinos, la caída en sus ingresos en el país también refleja esta crisis: una disminución del 11 % en el primer trimestre de 2025 y un 13 % en el mismo periodo de 2024.
Los subsidios gubernamentales favorecen a las marcas locales
Uno de los principales impulsores de este cambio es el programa de subsidios del gobierno chino para teléfonos inteligentes, lanzado en enero de 2025. El programa cubre modelos que tienen un precio inferior a los 6.000 yuanes (unos 832 USD), lo que automáticamente excluye a buena parte de la línea actual del iPhone.
Por el contrario, marcas como Huawei, Xiaomi, Oppo y Vivo sí ofrecen modelos de alta calidad por debajo de ese umbral, y se han visto claramente beneficiadas. Según Counterpoint Research, estas marcas vieron un crecimiento interanual del 2,5 % en ventas en el primer trimestre, con Huawei en particular registrando un aumento del 28,5 %, mientras que Apple cayó un 7,7 %.
Este apoyo financiero del Estado, combinado con un fuerte impulso al consumo nacional, crea un entorno extremadamente competitivo para las marcas extranjeras que no pueden ajustar sus precios sin sacrificar márgenes importantes.
Apple, víctima visible de una tendencia más amplia
Aunque la noticia destaca a Apple como principal afectada, lo cierto es que todas las marcas extranjeras están perdiendo terreno en China. La percepción pública, el apoyo a lo local y la evolución tecnológica de los fabricantes chinos han creado un entorno menos receptivo a propuestas de fuera.
Marcas como Samsung, que una vez lideraron en Asia, tienen hoy una presencia casi simbólica en el mercado chino. Por su parte, Apple mantiene cierta relevancia gracias a su ecosistema y lealtad de marca, pero enfrenta presiones crecientes para recortar precios, fabricar más componentes localmente y adaptarse a una regulación cambiante.
Las tensiones geopolíticas también influyen. En un clima donde la autarquía tecnológica es una meta declarada del gobierno chino, el éxito de Apple se percibe cada vez más como un símbolo de dependencia externa.
La estrategia nacionalista del consumidor chino
En los últimos años, ha crecido entre los consumidores chinos una preferencia por productos nacionales, alimentada por el orgullo tecnológico y la autosuficiencia. Huawei, que logró superar las sanciones de EE.UU. y crear su propio sistema operativo, se ha convertido en un símbolo de resistencia e innovación local.
Este factor cultural influye directamente en las decisiones de compra. Para muchos consumidores chinos, optar por un dispositivo local es visto como una declaración de identidad nacional y una muestra de apoyo a la economía interna.
Además, las marcas locales no solo compiten en precio, sino que también están logrando alcanzar a sus rivales en calidad, diseño, fotografía computacional y software. Esto convierte la competencia en algo más que una guerra de precios: es una batalla por el prestigio.
¿Tiene solución esta crisis para Apple y otras marcas extranjeras?
A corto plazo, las opciones son limitadas. Apple podría intentar ajustar precios, ofrecer modelos exclusivos para el mercado chino o reforzar sus alianzas locales. Sin embargo, esto no resolverá el problema estructural: la creciente autosuficiencia de China en tecnología y el empuje gubernamental hacia productos nacionales.
Otra vía sería aumentar significativamente la fabricación local, algo que Apple ya ha hecho parcialmente a través de su relación con Foxconn y otras ensambladoras dentro del país. Pero incluso esa estrategia tiene sus límites, ya que el valor de marca sigue siendo extranjero.
En última instancia, puede que las marcas extranjeras tengan que replantearse su papel en el mercado chino. Ya no basta con competir en innovación; ahora deben también competir en pertenencia cultural.
¿Es solo Apple la afectada o todas las marcas extranjeras están perdiendo mercado?
Todas las marcas extranjeras están viendo un declive en sus ventas. Samsung, por ejemplo, tiene una participación marginal en China. Apple es la más visible debido a su tamaño, pero la tendencia es generalizada.
¿Pueden los subsidios del gobierno chino cambiar las reglas del juego?
Sí, y ya lo están haciendo. Al apoyar económicamente a los consumidores que compran dispositivos nacionales, el Estado inclina la balanza de forma decisiva a favor de las marcas locales, haciendo muy difícil competir sin precios ajustados.
La caída del 50 % en los envíos de teléfonos de marcas extranjeras en China es más que un dato alarmante: es la manifestación de una transformación profunda en uno de los mercados más importantes del mundo. Las políticas de subsidio, el impulso nacionalista y la evolución de la industria tecnológica china están creando un entorno donde competir como marca extranjera es cada vez más difícil.
Para Apple y otras compañías, el desafío ahora es doble: adaptarse a las nuevas reglas del mercado y, al mismo tiempo, mantener su identidad global. El éxito futuro dependerá de su capacidad para innovar no solo en tecnología, sino también en estrategia cultural y económica.