Ya pasaron cinco años desde que nos dejara el genio visionario. Cofundador de la compañía que nos quita el sueño y alma mater de la misma. A lo largo de sus años dentro y fuera de Apple, Steve Jobs forjó la idea de crear productos útiles, fáciles de usar y bellos. Un concepto realmente nuevo en esta categoría. Su ausencia se siente tanto en la compañía de la manzana mordida como en quienes tenemos un vínculo afectivo con la misma.
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Estos cinco años sin Steve Jobs influyeron mucho en Apple
La pasión, dedicación y amor por la empresa que había fundado eran únicos, como así también su visión de lo que iba a necesitar la gente. Estas cosas son muy difíciles de suplir. Seguramente la actual guía de Apple está poniendo todo su empeño en conseguirlo, pero el vacío que dejó Steve es demasiado grande y se siente mucho, especialmente cuando se trata de innovación.
Podemos describir a Jobs a partir del famoso discurso que dio en Stanford a los graduados de 2005. En el mismo contó tres historias que vamos a resumir:
La primera trata sobre unir los puntos
Para quien no lo sepa Steve Jobs era adoptado, sus padres biológicos eran estudiantes universitarios que lo dieron en adopción. La madre puso como única condición que quienes adoptaran al niño fuesen graduados universitarios. Un abogado y su mujer que iban a proceder con la adopción se arrepintieron a último momento porque querían una niña. Es así como llamaron a los Jobs ofreciéndoles al niño y lo aceptaron sin dudar un segundo.
El único problema fue que no eran graduados, por lo que la madre biológica de Steve solo aceptó firmar los papeles bajo la promesa de que lo enviarían a la Universidad. Cosa que cumplieron. Ya en la Universidad de Reed, Jobs no sabía qué hacer con su vida y mucho menos qué estudiar, entonces optó por dejar los estudios para no seguir causándole gastos a sus padres. En ese momento decidió hacer un curso de caligrafía pues le apasionaban los distintos tipos de letra, aunque sabía que las aplicaciones reales para esta actividad eran pocas.
Sin embargo, años después utilizó estos conocimientos para que el Mac tuviese muchas y bellas tipografías. Como Windows copió el sistema operativo del Mac también lo hizo con las tipografías, por ende, hoy todos los ordenadores tienen este valor agregado gracias al curso que Steve hizo en los años ‘70. Los puntos no se pueden ver mirando hacia adelante (sólo se los puede divisar en perspectiva), pero hay que tener fe en que los puntos que ahora parecen no tener sentido en el futuro puedan unirse.
La segunda habla del amor y de la pérdida
En la segunda historia Jobs habló de la fundación de Apple junto a Woz, del garaje de la casa, de cómo se hicieron ricos y de la creación del Macintosh. También sobre cómo fue despedido de la sociedad que él mismo había fundado. Pasó de la gloria, teniendo poco más de veinte años, a estar en la calle a los treinta.
Todo lo que había puesto como centro de su vida desapareció. Para un hombre con la autoestima de Steve esto fue devastador. En ese momento, Jobs, que incluso pensó en dejar para siempre este negocio, comprendió que realmente lo amaba y decidió comenzar nuevamente.
Se dio cuenta de que ser despedido de su propia empresa había sido la mejor cosa que le había podido pasar. A partir de allí fundó NeXT, compró Pixar, empresa a la cual le dio una nueva vida y conoció a quien luego fuera su esposa. Por las vueltas que da la vida, años después NeXT fue comprada por la propia Apple y el sistema operativo que había desarrollado allí fue la base para el renacimiento de la empresa de la manzana mordida.
“Cada tanto la vida te golpea la cabeza con un ladrillo. No pierdan la fe”, dijo a los egresados de Stanford. El amor por lo que hacía lo llevó adelante. Y continuó: “Encuentren sus pasiones, tanto por su novia o su novio como por el trabajo; el trabajo va a ocupar una parte relevante de sus vidas, la única manera de estar satisfecho es hacer una gran labor”. “Si no encontraron lo que querían, continúen buscándolo hasta encontrarlo. No hay que contentarse”.
La tercera historia habla de la muerte
Steve comenzó esta última historia con una cita que había oído de joven: “Si vives todos los días de tu vida como si fuese el último, uno de estos estarás en lo cierto”. Esta frase le generó una gran impresión por lo que cada día cuando despertaba se miraba al espejo y se preguntaba: “¿Si hoy fuese el último día de mi vida haría lo que estoy por hacer hoy?”, si muchos días se repetía un “no” sabía que debía cambiar algo.
Continuó diciendo que recordar que en cualquier momento se puede morir es el mejor modo para no caer en la trampa de aferrarse a las cosas que se pueden perder. Luego de hablar sobre el cáncer de páncreas que le habían diagnosticado, pronunció una de las frases más emblemáticas de aquel famoso discurso:
“El tiempo de ustedes es limitado, no lo desperdicien viviendo la vida de otro. No permanezcan atrapados en los dogmas que los llevarán a vivir según el pensamiento de otras personas. No dejen que los ruidos de las opiniones silencien la voz que llevan dentro. Y la cosa todavía más importante, tengan el coraje de seguir el corazón y la intuición: ellos los guiarán para conocer en qué quieren convertirse. El resto es secundario”.
Por último habló de la publicación “The whole Earth catalog” (El catálogo de toda la Tierra); según sus palabras, una especie de Google de fines de los ‘60. En la última página del último número la revista cerró su historia con una frase que Steve Jobs haría realmente célebre a partir de este discurso: “Stay hungry, stay foolish”, cuya traducción podría ser: “Estén hambrientos, sean insensatos”. O lo que es lo mismo: persevera y triunfarás.
Así lo estamos haciendo, Steve.