Sin dudas estamos transitando un año en que cambiarán muchos de los estándares que rodean a los smartphones. La tendencia ahora parece afectar directamente a las pantallas, que crecerán nuevamente, pero sin aumentar los tamaños finales del dispositivo, sino que ganándole terreno a los marcos. O por lo menos eso es lo que vimos en el LG G6, y lo que presumimos se verá en los próximos Samsung Galaxy S8 y iPhone 8 (nombre a confirmar).
El nuevo iPhone, o por lo menos uno de los que se presentarán en Septiembre/Octubre, seguramente rompa todos los esquemas previos de Apple con una pantalla de borde a borde que, dicen, será de 5,8 pulgadas. Así, los rumores (más no filtraciones), poco a poco nos van haciendo una idea final de lo que podría ser este nuevo buque insignia de la compañía californiana.
Según rumores, el iPhone 8 tendrá una pantalla de 5,8 pulgadas que se curvará ligeramente en sus costados izquierdo y derecho.
Al parecer, y conforme diversos especialistas le informaron a MacRumors, el nuevo teléfono de Apple tendrá un frontal plano que se curvará ligeramente en sus costados izquierdo y derecho. De esta manera, la capa de vidrio traería una reformulación del concepto “2,5D” (presentado con el iPhone 6), muy diferente al que ofrece la gama “edge” de Samsung en sus Galaxy S, por ejemplo.
Dicha curvatura será, según los rumores mencionados, mucho más suave y elegante, aunque -como adelantó IHS Markit– no aportaría nuevas funciones significativas sino que implicaría apenas una extensión de la zona de reconocimiento de los gestos táctiles.
Ya en su momento, el afamado analista de KGI Securities, Ming-Chi Kuo, también aseguró que veremos esta edición especial del iPhone de Apple con una cubierta de vidrio 2,5D.
En definitiva, lo que queda claro es que se viene un agrandamiento de pantalla y una mejora en sus prestaciones, pero manteniendo el tamaño del terminal. Lo que nos brindaría una display algo más que el de un iPhone 7 Plus pero el tamaño de su hermano menor.
La nueva pantalla del iPhone 8, de borde a borde, no aportaría nuevas funciones sino que implicaría apenas una extensión de la zona táctil.
¿El beneficio? Aún no está claro pero, para los amantes de las pantallas gigantes (como yo), bienvenido sea. Imagino un iOS aprovechando los espacios ganados, y madurando muchas de las funciones actuales.
¿Serán solo botones virtuales? Esperemos que no, sería una picardía que Apple no aproveche la innovación, y el cambio de paradigmas, para generar una revolución en el uso de sus productos en miras a la productividad tan reclamada.
Dios mío, ¡cuánto falta para Septiembre!