Hace unos días, mientras estaba trabajando en un catálogo, comencé a sentir la persistente vibración de mi celular. Cuando respondo, una voz quebrada del otro lado de la línea me cuenta su gravísimo problema. Se trata de un amigo y de su MacBook Pro: “¡Los colores están mal, no sé qué hacer!” Lo primero que me viene en mente es que ha pasado algo con la placa de vídeo. Le digo de hacer lo primero que se hace cuando un Mac presenta problemas y es el reseteo de la PRAM (ya sabéis, apagar el ordenador y luego reiniciarlo con las teclas Option (alt), Command (⌘), P, y R apretadas hasta que suene dos veces el famoso sonido “chan” cuando se enciende un Mac). Lamentablemente, el problema persistía. Ya casi convencido de que era un problema de hardware le estaba por decir que tomara el ordenador y lo llevara a un servicio de asistencia Apple, cuando me dijo: “… las carpetas en la pantalla me aparecen de color naranja.”. Allí comprendí lo que estaba sucediendo: sin querer había activado la modalidad de pantalla con los colores invertidos (activable apretando las teclas Ctrl, Option (alt), Command (⌘) y 8 -siempre que esté activada esta función rápida-).
Toda esta anécdota me hizo reflexionar sobre los nuevos usuarios del Macintosh. Y es que cuando yo empecé a usar un Mac, allá lejos y hace tiempo, el ordenador era utilizado, casi en exclusividad por diseñadores gráficos o profesionales relacionados en mayor o menor medida con ese ámbito. Esto se mantuvo así por años hasta que nuevos usuarios aparecieron fundamentalmente con el lanzamiento de un producto presentado por Steve Jobs en el año 2007: el iPhone.
El iPhone supuso una revolución; en primer lugar, en el mundo de la telefonía, luego también incidió, con las sucesivas evoluciones de hardware y software, en el ámbito de los ordenadores.
Y es que el éxito rotundo del iPhone (en mi opinión, en mucha mayor medida que el iPod) puso en las manos de millones de nuevos usuarios la calidad de construcción y el cuidado extremo del soft unidos en un dispositivo como sólo Apple puede hacerlo. Como todos sabemos la clave del éxito de Apple es la perfecta asociación entre un hardware que aunque no sea siempre lo máximo que se puede encontrar en el mercado está potenciado por un soft hecho a medida. Esta combinación es imbatible.
Y es así, con el iPhone, como nació esta nueva generación de usuarios, que a mi manera de ver han cambiado la evolución de los ordenadores Macintosh.
Dos distintas generaciones de usuarios Mac y el mismo amor por Apple
Portátiles como el MacBook Air presentado apenas un año después del iPhone, de apariencia fantástica y con el correr de los años de un aceptable hardware (aunque no al tope) son claras muestras de la migración que hubo desde el consumidor casi exclusivamente profesional a uno mixto. Otro ejemplo es el nuevo MacBook, ordenador de potencia limitada pero de un diseño exquisito. Orientado mas que nada para el uso de soft no demasiado potente y navegación en internet.
Estos nuevos usuarios, quiero ser honesto, en un primer momento me daban cierto fastidio. Al fin y al cabo, ¿qué estaban haciendo estos “intrusos” con nuestra bienamada Apple?
¿Cómo era posible que les costara entender conceptos tan sencillos como instalar un programa arrastrándolo a la carpeta Aplicaciones del disco rígido? ¿Cómo era posible que no supieran cómo hacer ver los discos en el escritorio del Mac?
Nos sacaban del nicho que por años habíamos creado. “Nosotros”, los “tocados” por la varita mágica de Apple y “ellos”, el resto de los usuarios (casi todos con el sistema “creado” por Microsoft). Luego me di cuenta de dónde venían (Windows) y que había que tener paciencia ante determinadas dudas e inquietudes. En un principio es completamente comprensible que se haga difícil cuando siempre se ha trabajado con Windows. Ninguno nace sabiendo. Lo más importante es que sin ellos probablemente el Macintosh ya habría desaparecido fuera de los Estados Unidos. Y es entonces cuando empecé a verlos de distinta manera.
Después de todo, nos hemos convertido todos los usuarios: los nuevos, los viejos (como yo) y los que vendrán, en una comunidad más fuerte y por sobre todo más feliz con cada producto (hardware o software) que lanza esta maravillosa empresa.