Tal y como sucede con cada batalla legal entre gigantes del mundo, la disputa entre Apple y Qualcomm se posó desde hace días en el centro de las noticias. Con las primeras consecuencias a la vista, un consorcio de compañías ligadas a la tecnología, de la talla de Samsung, Google, Amazon, Intel, Microsoft y otros, manifestó su oposición a la demanda de Qualcomm que pretende prohibir la venta del iPhone en los Estados Unidos.
Samsung, Google, Microsoft y otros conforman la Asociación de la Industria Informática y Comunicaciones.
En tanto el reclamo de Qualcomm se expandía a tierras alemanas, la CCIA (Asociación de la Industria Informática y Comunicaciones) presentó una declaración a la ITC (International Trade Commission), con objeto de manifestarse en contra de las pretensiones de la demandante concluyendo que la prohibición de las ventas del iPhone sería negativa para el conjunto del mercado.
Y Apple no es parte de esta asociación, lo que hace que la historia sea aún más interesante. Es que el iPhone es buen negocio para gran parte de la industria, el smartphone de la manzana es la gallina de los huevos de oro tanto para Apple como para toda una cadena de producción y suministros que incluye a Samsung, Intel, Foxconn, etc., como así también para diferentes plataformas de consumo de bienes y servicios como las de Google, Microsoft, Amazon, Netflix, Uber, Facebook y muchos otros.
Apple no es parte, pero la asociación se opone a la prohibición de venta del iPhone en Estados Unidos que pretende Qualcomm.
Parece claro que el apoyo de la CCIA no es del todo desinteresado. De todas maneras, la asociación agrega que la prohibición de la venta del iPhone permitiría a Qualcomm consolidar su posición monopólica, lo que llevaría a un aumento del costo final de los productos para todos los consumidores. Por otra parte, la prohibición de dispositivos basados en chips de Intel podría causar un shock de oferta, dado que repentinamente sufrirían la imposibilidad de ofrecer gran parte de sus acciones, dando lugar a nuevos aumentos en el precio del dispositivo lo que dañaría, de nuevo, al consumidor final.
En resumen, para la asociación, las consecuencias podrían afectar seriamente al mercado en su conjunto, y concluye que el ITC tiene ahora en sus manos la oportunidad de contrarrestar este comportamiento contrario a la libre competencia sentando un precedente que ordene a la industria.
Como siempre, la unión hace la fuerza.