Odiosas comparaciones. Desde hace algunos años, con motivo de la aparición de un nuevo iPhone o simplemente por morbo periodístico, distintas consultoras y medios de comunicación se han encargado de endilgarle a la Argentina la fama de “el país más caro del mundo”. Cierto o no, este tipo de cotejos de precios -aunque pintoresco- prescinde de información relevante acerca de momentos históricos, realidades sociales y hasta origen de los productos que son tomados para la muestra, que intenta así ser objetiva. ¿Es posible extraer datos importantes de esta clase de informes? Claro que sí. Para mejorar, para evaluar injusticias y hasta para tomar modelos a seguir es necesario tener estadísticas serias, y más aún en épocas de reformas tributarias, como la actual.
Según la consultora IntegraGo, la Argentina sigue siendo “el país más caro de la región para comprar electrónica”.
Este 2017 fue un año “revisionista” para la Argentina, con un gran replanteo de paradigmas, regímenes y sistemas. La “apertura al mundo” se tradujo en liberación cambiaria, apertura de las importaciones y reducción de aranceles internos. Y, a simple vista, el rubro tecnológico fue el que más sintió el cimbronazo: llegó el iPhone oficialmente, se eliminaron los impuestos sobre computadoras y tabletas de fabricación local y se redujeron sobre dispositivos de producción extranjera (se prevé tasa cero para dentro de unos años).
Sin embargo, según la consultora IntegraGo, la Argentina sigue siendo “el país más caro de la región para comprar electrónica”. Es que, aún después del incentivo antes descrito, los dispositivos mantienen precios que -en promedio- duplican los valores de su origen, los Estados Unidos, mientras que oscilan entre un 30% y un 90% por sobre los números que se manejan en el país vecino, Chile. A su vez, se asegura en el informe que hay una diferencia de precios del 78% entre la Argentina y México, el país con los valores más bajos de América Latina.
Las diferencias más grandes se ven en fotografía y video, con valores un 128% por sobre los de Estados Unidos. Por ejemplo, la GoPro Hero 5 Session CHDHS-501 tiene un valor de $4.501,92 en ese país, mientras que en el nuestro es de $11.247.
Los precios en smartphones varían según la marca. Los de Apple, los más caros.
Por su parte, el segmento “smartphones” presenta brechas que varían según la marca y el origen que se analice. Los Samsung S8 y S8 Plus (de producción local) presentan una diferencia de entre el 13 y el 14% respecto de Chile. Sin embargo, el iPhone 8 argentino acusa precios un 72% superiores a los del país trasandino. Y la diferencia aumenta en relación al sitio de origen, ya que en casa matriz de los de la manzana, este modelo tiene un precio -en pesos argentinos- de $12.637,92, mientras que a nivel local se consigue (de forma oficial) por no menos de $27.999.
Algo similar ocurre con las “computadoras portátiles”. En la Argentina, la MacBook Air de 13 pulgadas y 128GB vale $27.000; en Chile, $19.888; y, en Estados Unidos, $18.061. En cambio, una HP de 15,6 pulgadas, procesador i5, disco rígido de 1TB y 8GB de RAM ronda en Argentina los $12.499, en tanto que en Chile se consigue por $11.571 y en Estados Unidos, por $8.177 (diferencias del 8% y 53%, respectivamente).
“El gran diferencial está en que los productos de Apple son importados y por ende tienen que pagar una serie de impuestos al entrar al país. En cambio los equipos ensamblados en Tierra del Fuego cuentan con beneficios promocionales a nivel impositivo”, explicó Enrique Carrier al medio local Infobae.
¿Un dato alentador? Si bien la Argentina sigue siendo el país más caro de la región para comprar tecnología, se visualiza una disminución de la brecha de precios en relación a 2016: hoy es de 101%, mientras que el año pasado era de 130%. En todos los segmentos se percibe una reducción de precios. “Argentina es el país que más devaluó su moneda este último año, un 14%; si bien esto ayudó a cortar la brecha de precios regionales, el resto de los países o se mantuvieron o tuvieron bajas de hasta el 5% en el valor de la moneda americana”, agrega el informe citado.
¿Es positivo este informe?¿Se incentiva el consumo o se perjudica a la producción nacional? El tiempo lo dirá.