Navegando por la red a inicios de año llegó hasta mí un artículo de The Wall Street Journal. Why Apple’s iMessage is Winning. Pensaba que destacaría las funciones de la mensajería de Apple, la experiencia o algo similar. Pues no, me llevé la sorpresa que los adolescentes de Estados Unidos lo ven casi casi como un nuevo estatus social. ¿Cómo saber que no eres parte del nuevo estatus? Tus mensajes se envían de color verde y no azul.
iMessage es el nuevo estatus social en los jóvenes en EE.UU.
¿Quién es verde? Señaló un joven de un grupo de usuarios en iMessage. Resulta que Adele Lowitz dejó su iPhone 11 por un Android como parte de un experimento. Los colores de los mensajes es algo que destaca a simple vista y parece que Apple lo hizo a propósito. Sucede que ahora los chats grupales no funcionarán para Adele ya que casi todos usaban iPhone. Ni decir de los FaceTime, ya no se podía establecer contacto directo. Todo esto a tal punto de convertirse en una presión para ser parte del famoso «grupo azul».
Algunas entrañas de Apple se dieron a conocer por el juicio de Apple contra Epic Games. Ya se sabe que iMessage pudo llegar a Android pero eso solamente fue un deseo y no una realidad. Claro que no se ha prohibido la comunicación con móviles Android, eso será posible siempre y cuando sea por SMS. El color es verde, diferente. Pero se pierden esas características de mensajes animados, reacción a mensajes, etc.
Apple no se ha detenido en ofrecer novedades para todos, en especial, los adolescentes. Pueden enviar sus Memojis y ser ellos mismos los que personalicen sus mensajes. WSJ lo define como un «jardín amurallado», una estrategia para vincular hardware, software y servicios. Nosotros lo conocemos como ecosistema Apple y otros lo ven como un entorno cerrado del cual no se puede salir.
Encuestas y más encuestas
El experimento de la joven Adele Lowitz indicó que iMessage juega un papel importante en la vida de los adolescentes con móviles inteligentes y sus padres. «Temen el ostracismo que viene con un texto verde, la presión social es palpable». Quizá esto no aplique para países como España, México o en Latinoamérica. Realmente estamos hablando de un caso tan extremo en el que iPhone es tan popular que no existe nada a su alrededor. Sabemos que Estados Unidos es uno de los indicadores más fiables, no solo por ser sede, es un país encantado y orgulloso con sus marcas propias.
Una encuesta de Consumer Intelligence Research Partners indica que los jóvenes de entre 18 y 24 años lideran la proporción de iPhone en los Estados Unidos. Estamos hablando que, desde el 2014 hasta el pasado 2021, se ha incrementado de entre un 40% a casi 75%.
El artículo ahonda sobre lo que hace la competencia para poder igualar este fenómeno de iMessage pero eso no es lo importante en este artículo. iMessage nació de una simple necesidad de ingeniería, según palabras de un exingeniero de Apple, Justin Santamaría. Solo buscaban identificar los mensajes cuando hay otros formatos de mensajes de texto.
El fenómeno de iMessage se vive a otro nivel en el mundo
No solo es iMessage, es el iPhone. Así como sucede con algunos móviles Android con Instagram. Es la app que puede darle preferencia al iPhone en la calidad de vídeo pero no es así. El iPhone es el dispositivo que se pone por delante de muchos Android y no solo por precio. Quizá no tenga la mejor batería, conserve un diseño antiguo (como el SE) y sea un artículo no de necesidad primaria. Es popular, es pedido, es criticado, el iPhone lo es todo.
Los usuarios que han cambiado de Android a iPhone, viniendo de años y años de experiencia, no se arrepienten de haber cambiado. El sistema operativo es intuitivo y a raíz de que no permite una personalización con estilo Android, permite ser más flexible y menos rollo para usuarios que no están buscando precisamente eso.
Ya se ha dicho que el próximo iPhone SE 5G podría hacer que varios usuarios de Android cambien de móvil. ¿Será el nuevo fenómeno a la par del iMessage «gringo»? Compártenos en los comentarios qué te parece la reacción del servicio de mensajería de Apple en los adolescentes de Estados Unidos.
