Los delitos informáticos aumentan día a día, y depende de la atención y/o prevención de los usuarios el no convertirse en víctimas. Según un nuevo informe, las plataformas de Apple no son la excepción, ya que en el último año se habrían duplicado los ataques de suplantación de identidad o phishing.
Al parecer, las maniobras fraudulentas contra consumidores de dispositivos con macOS serían más del doble en relación al año pasado, lo que se suma al dato que dice que los correos electrónicos supuestamente provenientes de Apple cuyas intenciones son obtener las credenciales de la víctima crecieron entre un 30 y 40%.
Según el trabajo realizado, sólo en la primera mitad de este año, habrían detectado alrededor de 1.6 millones de ataques de suplantación de identidad a usuarios de Apple, induciéndolos a introducir sus datos de identificación en sitios falsos que simulan pertenecer a los de la manzana.
Ataques de phishing, los casos más comunes:
- “Su cuenta está bloqueada y necesita confirmarla”.
- “Le enviamos su recibo” (por lo general, muy costoso).
- “Mensaje de Soporte por problemas en su cuenta”.
A lo que debemos prestar atención siempre es a la URL. Ella nos dará la primera pista, o por lo menos nos generará la primera duda (ej.: applecom@12345.bl). Si no proviene de un dominio conocido, es recomendable no realizar lo que indica el correo.
Aunque parezca una locura, el cibercrimen maneja miles de millones de dólares con estas maniobras. Es que día a día mejoran en sus detalles, y cualquier desprevenido puede caer.
Bancos, cuentas de Netflix, de correo electrónico, de todo lo que pueda hacerse por Internet. Los ciberdelincuentes aprovechan cualquier brecha de su nuestra seguridad informática.
Últimamente, las páginas de phishing visitadas por los usuarios de macOS fingieron ser servicios bancarios (39.95% en 2019 y 29.68% en 2018) o portales globales de Internet (21.31% en 2019 y 27.04% en 2018). Las redes sociales ocuparon el tercer lugar (12.3%), y las tiendas de e-commerce el cuarto (10.75%).
Consejo: Siempre revisar el origen del correo electrónico y, caso de duda, verificar su procedencia desde un buscador. Ante la mínima rareza, no ingresar ningún tipo de dato personal.