En sus inicios había un iPhone y no más. Si lo quieres, bien, si no, también. Steve Jobs tenía una visión bastante precisa de cómo debían ser sus productos. A él le parecía que su visión y opinión era la más acertada y la que triunfaría en el mercado. Recordemos aquella frase suya: «la gente no sabe lo que quiere hasta que se lo das». Pero, conforme cambió la marca y las estrategias, además del mercado y el propio iPhone, vimos muchos modelos diferentes. No solo no nos presentan un único iPhone, sino hasta tres diferentes. Cada uno con sus opciones de almacenamiento y sus colores cada vez más llamativos. Y de eso es de lo que hablaré a continuación, de los colores del iPhone y su papel en el incremento de las ventas y la fidelidad de los usuarios.
Los colores del iPhone atraen más que su pantalla
Los usuarios más avanzados y los fanáticos de la marca miramos al detalle cada aspecto de los productos. Nos preocupa absolutamente todo. Batería, pantalla, número de píxeles y su densidad, los nits que alcanza, el refresco de la pantalla e incluso los números que obtiene en los análisis. Pero Apple no vende solo a frikis como nosotros, sino a todo tipo de personas y, nos guste más o menos, muchos se impresionan más por el cuerpo del teléfono que por su pantalla o software.
Porque sí, casi todos los smartphones hoy en día se parecen, pero mira los colores del iPhone 11 o el 11 Pro. ¡Quiero el verde! ¡Yo el rojo! ¡Yo me quedo el plata! Y así nos dejamos llevar por este aspecto estético, en lugar de por sus características o mejoras.
Si todos los iPhone son suficientemente buenos ¿qué cambia?
Como he dicho antes, los que seguimos la actualidad nos preocupamos por sus características y buscamos siempre el más nuevo y potente. Sin embargo, un usuario normal que utilizará cinco aplicaciones y no se preocupa tanto por la cámara escogerá el modelo según otras variantes. Sí, la idea de tener más batería le gustará, pero el tema de la potencia o el rendimiento es casi imperceptible para la inmensa mayoría. «¿Todos funcionan bien? Entonces me llevo este, que es más bonito». Y si además es un poco más grande que el iPhone 11 Pro y más barato, la venta está asegurada.
La innovación y la optimización de sus componentes y su sistema operativo pasan a un segundo plano. Si el aspecto es igualito al del año pasado, muchos creerán que Apple no ha innovado. Pero si cambia el color y se vuelve muy llamativo y atractivo, se venderá como churros. Y así lo vimos con el iPhone XR y lo veremos este año con los 11. A un gran porcentaje de usuarios les gusta aparentar y lucir su móvil nuevo. ¿Cómo demostrar que es de la nueva generación? Escogiendo el tono y el acabado nuevo. Y eso este año lo han cuidado mucho. Tenemos variedad entre la que elegir y lo mejor de todo es que la relación calidad-precio del iPhone 11 no podría ser mejor.
Fidelidad de marca y satisfacción de compra
Son dos valores que Apple valora mucho. Quiere que sus usuarios sigan adquiriendo y manteniendo sus dispositivos y equipos a la vez que los adoran y disfrutan. Por ello desde el momento de la compra hasta años después nos asisten con actualizaciones, un buen soporte técnico y algún que otro añadido. Por ejemplo, este año regalan 12 meses gratuitos de Apple TV+. Partiendo de esta base, imaginemos que vamos este año a cambiar nuestro móvil. Llegamos a la Apple Store y nos presentan los nuevos. La satisfacción será mucho mayor si tu nuevo iPhone te encanta tanto por iOS 13 como por su diseño y color. No será muy diferente a los X o XS, pero en aspecto es insuperable.
Podrá gustarnos más o menos a algunos, pero la mayoría adora los colores del iPhone 11. También el nuevo verde del 11 Pro. No hay más que entrar en Twitter y ver las fotos que comparten los usuarios a los que les acaba de llegar su compra.