El mes pasado, se descubrió que un estudiante australiano de secundaria cuyo nombre permanece en el anonimato por ser menor de edad, hackeó los servidores de Apple en reiteradas ocasiones, descargando lo que inicialmente se creía que eran 90 GB información catalogada como “archivos seguros”. Ahora, ese adolescente ha recibido su castigo.
Como informó Bloomberg, el estudiante australiano de secundaria tenía 16 años cuando comenzó a piratear los servidores de Apple. Hasta el momento es escasa la información ya que de acuerdo al abogado del adolescente, éste pertenece a un grupo de hackers y publicar información relacionada con sus acciones lo pondría en riesgo no sólo a él, sino también a su familia.
El adolescente, que hackeó los servidores de Apple y sustrajo más de 90GB de datos confidenciales, se ha declarado culpable de los hechos hoy mismo
En cuanto a su sentencia, el pirata informático recibió ocho meses de libertad condicional. Un magistrado le dijo a un tribunal de menores que la piratería es “seria, sostenida y sofisticada”.
A través de la investigación, se recuperaron aproximadamente 1 terabyte de información delicada de los sistemas de Apple. Esto es mucho más alto que los 90 GB que los informes iniciales habían sugerido:
Los investigadores en el caso recuperaron alrededor de 1 Terabyte de información confidencial copiada de los sistemas del gigante de la tecnología durante los ataques, dijo un fiscal en una audiencia anterior.
El joven australiano de 16 años; junto con otro cómplice habían “modificado y copiado un gran volumen de datos que eran delicados tanto desde el punto de vista de privacidad como comercial”, y mostraron un alto grado de habilidad y persistencia, dijo el fiscal.
Apple, sin embargo, dice que ningún dato personal estuvo comprometido en el hackeo de este adolescente. La compañía dijo después de la divulgación del hack que: “En este caso, nuestros equipos descubrieron el acceso no autorizado, a pesar de que el joven habría utilizado “túneles computarizados” y VPNs para ocultar su identidad; lo contuvimos y denunciamos el hecho al FBI, quien inició una investigación que los llevaría a encontrar la IP en Melbourne, por lo que se dio aviso a la Policía Federal de Australia (AFP), transformando el caso en una investigación internacional”.
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