Tal y como lo veníamos anunciando desde hace semanas, éste es el año del “impuesto a los servicios digitales”. Si bien es verdad que la negociación a nivel comunitario se encuentra estancada, la iniciativa de Paris dejó expuestos a sus principales socios económicos que, a través del G7, respaldaron el tributo que afectará, especialmente, a Facebook, Apple, Google y Amazon.
Es que la “tasa GAFA” se encuentra en la mesa europea desde hace años. Pero la creación de un impuesto del estilo requiere el acuerdo unánime de todos los Estados miembros.
Por un lado, Francia, Alemania, Austria, Reino Unido y España, que se consideran los más perjudicados. Por el otro, Irlanda, Suecia, Dinamarca y Luxemburgo, entre otros, que históricamente atrajeron a las tecnológicas mediante rebaja de impuestos.
La “tasa GAFA” se encuentra en la mesa europea desde hace años… ahora el G7 apoya un “impuesto a los servicios digitales”.
Y sumémosle un participante de gran injerencia política y económica, como los Estados Unidos, que se ha mostrado abiertamente en contra de la iniciativa (e incluso ha amenazado con tomar medidas).
Totalmente bloqueada, la UE no tuvo más remedio que desestimar el impuesto a los servicios digitales y posponer su debate hasta 2021.
Sin embargo, Francia no ha querido esperar y anunció recientemente su propia “tasa Google”. El impuesto (del 3%) se aplicará a los ingresos por servicios digitales obtenidos en territorio francés por empresas con facturación local mayor a 25 millones de euros y facturación mundial mayor a 750 millones de euros. Y esto se aplicará retroactivamente a enero de 2019, lo que ha trastocado todas las mesas de negociaciones.
Con este panorama, los ministros de Finanzas del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido; la Unión Europea cuenta con representación política) reunidos la última semana en Chantilly, no pudieron mirar para otro lado, y se sintieron en la necesidad de presentar una postura común.
Así, en la declaración final, afirmaron que “se pusieron de acuerdo sobre la urgencia de hacer frente a los desafíos fiscales que plantea la economía digital“.
Para implementar el impuesto a los servicios digitales es necesario “alterar la lógica” del derecho tributario…
Y luego de los protocolos, la noticia. Porque fue el Ministro francés, Bruno Le Maire, el encargado de dar a conocer los detalles del impuesto que gravará las actividades digitales de las gigantes tecnológicas por los ingresos generados dentro de un país, incluso si sus sedes se encuentran en otro.
Lo novedoso, sin perjuicio del importantísimo avance político, es que con este tipo de medidas es necesario “alterar la lógica” del derecho tributario, que justamente se basa en la presencia física del negocio para gravar sus ingresos (concepto totalmente contrario a la naturaleza propia de Internet). Y el mundo pareciera estar dando este paso.
Eso sí, el Ministro estadounidense, Steven Mnuchin, se mostró más cauto (puede que alertado por como podrían verse afectadas las empresas de su país), y advirtió que “aún queda mucho trabajo por hacer”.
Por último, reseñable es la preocupación con la que el Grupo de los Siete se refirió a Libra, la criptomoneda propuesta por Facebook.
Los gobiernos sostienen que proyectos como Libra podrían tener repercusiones sobre la soberanía monetaria…
“Los gobiernos están de acuerdo en decir que proyectos como Libra podrían tener repercusiones sobre la soberanía monetaria y el funcionamiento del sistema monetario internacional”, se indicó en el comunicado.
De hecho, el mismo Bruno Le Maire afirmó -en la conferencia de prensa antes reseñada- que “todos los miembros del G7 manifestaron su gran inquietud ante este proyecto Libra”.