Esto que voy a contaros hoy aquí no lo tengo considerado como un error, ni siquiera como una anomalía, pero si que lo catalogo como un detalle a mejorar por parte de Apple. Ni siquiera es un problema de la aplicación de Mapas de Apple, ya que sucede también con la de Google.
Apple Maps de día, de noche, de día, de noche…
Resulta que el iPhone tiene un sensor sensible a la luz que incide sobre él. Eso significa que según la cantidad de luz que llega a la superficie del iPhone, este regula el brillo de la pantalla y demás funciones relacionadas con este asunto. El “problema” que os cuento hoy resulta que está relacionado con este sensor y con la aplicación de Apple Maps (no exclusivamente Apple Maps).
Esta app, cuando la iniciamos (o mientras se está ejecutando) ajusta los colores de los mapas según la luminosidad ambiente. Es decir que si es de día, los mapas se presentan claros, brillantes incluso, con tonos muy luminosos para que podamos verlo con claridad y bien. Pero si es de noche (o está oscuro), los colores de la aplicación de Mapas pasan a ser mas oscuros, azules, casi negros con el fin de no deslumbrarnos y de adaptarse a la luminosidad del momento (normalmente reducida).
Hasta ahí todo normal, dependerá de si es de día o de noche que los colores de los mapas cambiarán. Obviamente esto es relativo ya que si es de día pero entramos con el coche en un túnel, seguramente la app pasará a modo “noche” y cuando salgamos del túnel volverá al “modo día”. Dicho esto, el problema, al menos en el iPhone, es que la sensibilidad del detector de luz ambiente está demasiado ajustado al filo de lo que debería ser día/noche. Haced la siguiente prueba si queréis.
Ha de ser de noche, una avenida larga a poder ser, en mi caso mi coche tiene un salpicadero diseñado de manera que cuando fijo mi iPhone a ese salpicadero, el iPhone queda digamos inclinado hacía arriba. Quiero decir, que la pantalla no está perpendicular al suelo sino que está más bien inclinada hacia arriba. Ahora hay que iniciar la navegación.
Pues el problema reside en que cuando me pongo en marcha, el iPhone detecta que es de noche y se pone en modo “oscuro”, pero cuando incide una luz de una farola, pasa a modo “claro“, cuando la luz de esa farola decae un poco vuelve al modo “oscuro“, pero rápidamente llega la siguiente farola la cual vuelve a poner el modo “claro“, pero de nuevo la luz de esa farola decae y regresa el modo “oscuro“, y así sucesivamente en cada una de las farolas que tenga en mi camino.
De primeras suena hasta divertido, pero teniendo en cuenta que normalmente la separación entre farolas es de unos 25-30 metros, de que circulamos a 50Km/h en ciudad… eso supone que cada segundo el iPhone cambia de estar en modo “de día” a modo de “de noche” y viceversa.
Sinceramente no es nada agradable “sufrir” algo así cuando estas conduciendo y pendiente de seguir un trayecto en una pantalla que no deja de cambiar, lo cual es irritante. En resumen, la pantalla del iPhone se convierte en un flash estroboscópico (casi discotequero) no apto para ciertas situaciones que pasa de colores azules oscuritos a blancos crudos bien brillantes…
Esto es debido al ajuste interno que usa el iPhone para decidir si esa luminosidad es considerada día o noche… insisto en que no lo considero un error, pero si algo mejorable. Quizás en este aspecto, el ajuste de sensibilidad de luz del sensor debería ser mas estricto y no cambiar de estado tan fácilmente.
La pregunta para la encuesta del día de hoy es la siguiente…. Ah, gracias por participar!
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